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Oh poderosa Santa Rita, llamada Abogada de los casos desesperados, socorredora en la última esperanza, refugio y salvación en el dolor, que conduce al abismo del delito y de la desesperación. .
con toda la confianza en tu celestial poder, recurro a ti en el caso difícil e imprevisto que oprime dolorosamente mi corazón.
Dime, oh Santa Rita, ¿no me vas a ayudar tu?, ¿no me vas a consolar? .
¿Vas a alejar tu mirada y tu piedad de mi corazón, tan sumamente atribulado? .
¡Tú también sabes lo que es el martirio del corazón, tan sumamente atribulado! .
Por las atroces penas, por las amargas lágrimas que santamente derramaste, ven en mi ayuda. .
Habla, ruega, intercede por mí, que no me atrevo a hacerlo, al Corazón de Dios, Padre de misericordia y fuente de toda consolación, y consígueme la gracia que deseo (indíquese aquí la gracia deseada). .
Presentada es seguro que me escuchará: y yo me valdré de este favor para mejorar mi vida y mis costumbres, para cantar en la tierra y en el cielo las misericordias divinas.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.